El presidente fulgencio se había levantado ese día con un mal presentimiento. Tenía todo bajo control pero sabía en su interior que algo iba mal, aunque no podía detectar el qué. Hizo todos los preparativos antes de coger su coche y acudir a una reunión muy importante. No fué en el coche. No sabía por qué; aunque le encantase conducir prefirió caminar, ya que ese día le sobraba una hora porque olvidó cambiar su despertador.
Cinco horas más tarde volvía de la reunión, y en su calle había un gran revuelo. El shock fué brutal habían puesto una bomba en su coche.
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